Y esa mañana nos mostraron su casa. Así nos esperaban, mantel floral y canasta de frutas de cerámica para sentarnos a su mesa. Tomamos la leche vimos cine por primera vez, y más tarde jugamos a la piyadita. Corrimos con el sol, en la punta de la montaña, ladeándonos de un lado al otro para alcanzarnos y piyarnos y volvarnos a piyar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario